Puedo decir que sigo procesando gran parte de todo lo que ha significado para mi este año. Tiempo de valentía, resistencia, aventura, incertidumbre, vacío, alegría, esperanza y FE. Una gran mezcla de sabores, en su mayoría amargos y oscuros pero con sus debidas dosis de dulzura, luz y amor. No me siento agradecido del modo optimista con todo lo sucedido en este año, pues para mi significó el año de la gran revolución en todos los aspectos de mi vida, hasta dejarme completamente vacío, para poder regenerarme desde las profundidades del SER. Mi acto de agradecimiento proviene del entendimiento en este punto de que todo esto era necesario y no tenía cabida de otra forma, más que la que se presentó. Los oscuros momentos me invadieron, atravesé la noche oscura del alma en diversos niveles, dejé de sentirme YO durante muchas ocasiones y me rendí en otras. Rendí mi ego a la esperanza y a la voluntad divina, comprendiendo que esta siempre busca mi mayor bien. Conforme me solté, el dolor se transmutó en alivio, ligereza necesaria para continuar en este sendero. ¿Quién dijo que asumir mi misión y ser trabajador de la luz sería sencillo?. Como siempre lo he sabido, es un trabajo constante, donde la resistencia del espíritu se fortalece, donde se pone a prueba la sabiduría para enfrentar cada situación difícil. Las principales barreras, las más horripilantes y manipuladoras estuvieron dentro todo el tiempo, la cárcel sin barrotes que ilusoriamente te mantiene atrapado en las viejas creencias de quien eres, aquél que creíste ser conforme a lo que los demás esperaban de ti. Esas son las peores cadenas.
¿Quién me puso en esta situación?, mi yo inconsciente, el limitado ser humano que la sociedad ha creado y reforzado. ¿Quién me ha ayudado a salir de todo esto? mi yo superior, el yo real (en el sentido de lo verdadero, así como de la realeza de lo divino). YOSOY el que YOSOY.
FE, confianza en la voluntad divina. Certeza en que todo es para mi mayor bien. Decirlo es sencillo, practicarlo, sentirlo y sostenerlo a veces es un lío. Y aunque la luz pueda llegar a ser diminuta, sigue existiendo. No se trata de no caer, sino de saber hacerlo y levantarse de nuevo. Es una danza, un ritmo. Es parte del equilibrio. FE en mi y en la vida.
El trabajo aún no acaba, apenas comienza esta nueva etapa, donde he pulido las piezas que conforman mi ser y las he unido en una nueva consciencia. Esto es evolución. Nuevamente me siento presente, SOY YO, YOSOY. Es bueno ver salir la luz del sol al seguir avanzando y poder ir apreciando los regalos y tesoros que hay en el camino. Tuve que soltar para poder sostener lo nuevo. Darme el permiso de cambiar, de seguir adelante y transformar mis experiencias en sabiduría. Transmuto esta REVOLUCIÓN en una RE-EVOLUCIÓN. Es lo mismo, pero no es igual. Es mucho más, lo justo y lo útil. Aquello que mi ser aclama y reclama en su derecho divino. LUZ, VERDAD y AMOR.
Desde mi corazón HONRO y AGRADEZCO TODO lo experimentado este año.
Gracias por ayudarme a fortalecer y pulir mi FE.
Gracias a los que estuvieron, se fueron y a los que llegan y están.
Gracias por los regalos y la nueva aventura que comienza (o mejor dicho, continúa).
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.