Cada paso descubre un tesoro, el amor se hace visible en el corazón de aquél que está dispuesto a reconocer el mundo invisible que habita en su interior, aquél que nos une a todo.
Avanzamos, creamos. Nos encontramos y reencontramos a las almas afines que por muchas experiencias nos han acompañado.
Nos encontramos en la noche y contemplamos el resplandor de nuestra esencia, nuestros luminosos amigos nos impulsan y alientan. Muy pocas veces recordamos su influencia, su ayuda y su poderoso amor que todo transforma. Siempre hemos estado acompañados, y a veces lo olvidamos. Nos saludamos.
Brillando y amando, nuestro caminar ahora es un gran abrazo.
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