La
fuerza del alma transforma el exterior, lo impulsa hacia la belleza de la vida.
Un mundo termina y deja el terreno fértil para plantar las nuevas semillas de
la consciencia luminosa.
El
desgastado intelecto va cediendo espacio al corazón, el verdadero poseedor de
la verdad superior.
La gran
consciencia cósmica del amor incondicional emana del corazón, certeza para
avanzar y salir de los límites de la razón, ayuda compartida, crecimiento y
liberación que dejan atrás cualquier duda y temor. Encuentro de llamas afines,
la bella danza cósmica integra la nueva canción… la del corazón.
La
tierra se percibe como el edén donde todo prospera y cualquier cosa en
intención, comienza su transformación hacia la materia. Poder materializador de
sueños y deseos dorados y elevados en el mayor bien común, la felicidad
compartida, los recursos para construir obras útiles al amor sanador y
restaurador de la paz interior.
El
fuego interno, arde creativo y gesta las obras, obra vital que renueva la
visión interior, co-creador universal.
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